CARTA ABIERTA A LOS ROSALEIROS/AS

La suerte de la vida me ha dado la posibilidad de poder llegar a mi retiro. Después de 43 años entre vosotros ha llegado el momento de dar paso a los jóvenes, que con su preparación a los nuevos mundos que vivimos, estoy seguro que harán más y mejor vuestros trámites delante de la administración que os representa: el Concello do Rosal.
Llegué al Rosal sobre el año 66 en el viejo edificio del Concello, que muchos recordaréis, de la mano de “D. Nicolás”, con Pepiño “Berdeal” y Eduardo, siendo alcalde Manuel Suárez y con la “guardia municipal” compuesta por Alfonso, Mero, Enrique y Benigno.
Eran tiempos pasados en los que para llamar por teléfono teníamos que darle a la maquinilla, cual molinillo de café, y pedir a la operadora el número. El nuestro era fácil de recordar, el “1”. Después, poco a poco llegaron las nuevas tecnologías, la fotocopiadora de papel químico, la de papel normal, la máquina de escribir eléctrica que pesaba tanto como abultaba (no existían los chips), el que para mí fue uno de los inventos revolucionarios, el “fax”, en papel químico primero y después normal, inconcebible aparato que podía copiar un documento y mandarlo a otro sitio, parecía cosa de brujas, y ya más tarde llegaron los primeros ordenadores, grandes como consolas, con discos de 5 ½ comparables a los antiguos LPS de vinilo, siendo el primer concello informatizado en toda la zona.
En este tiempo tres Alcaldes: Manuel Suárez Marquier, de fuerte personalidad y mayor respeto, José Luis Rodríguez Martínez, al que considero no se ha valorado en su medida, amigo de todo el mundo y quizás olvidado hasta por su propio partido, y el actual, Jesús María Fernández Portela.
Durante este tiempo muchas nuevas incorporaciones como compañeros de trabajo y muchos amigos que se han ido: Alfonso, Mero, Enrique, Benigno, Eduardo, Peinado, Rogelio, D. Nicolás, Manuel Suárez, demasiados. Para ellos todo mi recuerdo y cariño.
A vosotros rosaleiros/as daros las gracias por poder compartir vuestra compañía estos años, he conocido de vosotros casi tres generaciones, abuelos/as, hijos/as y nietos/as. Daros las gracias y pediros al mismo tiempo perdón o disculpas si muchas veces, mi comportamiento, mi carácter o mi modo de ser, no ha sido totalmente satisfactorio para lo que esperábais de mí. Mi mayor sorpresa estos últimos años han sido esos amigos incondicionales que día a día me han venido demostrando su cariño y apoyo, para todos igualmente mi cariño y mi recuerdo. Para mis compañeros/as de trabajo, un abrazo y un recuerdo especial, ellos siempre me han facilitado la vida y el trabajo con su buen hacer, su buen carácter y su cariño.
Y para vosotros todos rosaleiros/as, que muchas veces os habéis acercado hasta mí en busca de consejo, ayuda o asesoramiento en lo que mis conocimientos y capacidad eran posibles, reiteraros, que las puertas de mi casa están abiertas para en lo que podáis necesitarme. Desearos lo mejor en vuestras vidas y lo mejor para O Rosal por que estos años me han hecho sentirme con todo el orgullo del mundo un Rosaleiro más.

Manuel José Fernández Gómez “Machote”